
“Neuroarte”: Las neurociencias y el arte
¿Qué tiene que decir la neurología sobre el arte? ¿Qué relación hay entre las búsquedas clásicas de la estética (desde la definición aristotélica de la belleza como armonía y simetría) y las estructuras cerebrales y las necesidades genéticas?
Humberto Molina Abecia Neurólogo
En general, el arte es el afán humano por imitar, complementar, alterar u oponerse a la acción de la naturaleza con el propósito de producir belleza. Definición de diccionario bastante abarcadora, entre otras muchas.
Lo que el humano encuentra bello no es algo arbitrario o secundario, sino el resultado de millones de años de evolución de sus capacidades sensitivas, perceptivas, motoras y cognitivas. Y no de la actividad de las musas de los griegos y menos aún a los dioses de la Edad Media.
No cabe duda que los aspectos esenciales del arte son exclusivos de los humanos. Mis perritos no escriben poesía, ni los chimpancés forman cuartetos de música. Componer música y aprender a tocar instrumentos musicales es una función exclusiva del Homo Sapiens. Los pájaros y las ballenas solo cantan para defender su territorio y para aparearse, la única función de estos sonidos es la comunicación.
La observación demuestra que la instrucción de una persona en el arte en general mejora el lenguaje, la atención, las habilidades visuales y espaciales, las capacidades aritméticas, en definitiva, que es una importante gimnasia cerebral.
Para que apareciera el arte fue necesario que se desarrollara y creciera nuestro cerebro; al mismo tiempo, el arte ayudó a dicho desarrollo y crecimiento. Fue una contribución de doble vía. Esto significa que el arte no sólo es un adorno, es el condimento y la materia de la vida. Da sentido a la existencia humana, más arriba o más lejos (en otra parte) de aquellas emociones básicas que nos mantienen vivos. Da a las cosas significados y connotaciones que van más allá del mundo real.
Nuestra capacidad imaginativa hizo que un humano, hace 16.000 años, mirase una cueva vacía en Altamira y decidiese pintar bisontes, jabalíes, caballos en rojo, negro, violeta, y que otro explicase la historia de la odisea de Ulises…
Esta conducta se debió a un cambio en la corteza prefrontal. Desconocemos lo que causó este cambio en el cerebro: ¿fue el resultado de una mutación genética o se trató de un proceso evolutivo más gradual? En realidad, ésta es una polémica aleatoria, secundaria. Lo importante es que el cerebro ha puesto y pone “la vida” en la creación del arte.
Arte y ciencia
Desde siempre el arte ha escapado a la mirada de las ciencias. Ha seguido un camino paralelo, se ha rodeado de un aura misteriosa, cubierto detrás del “espíritu”, la religión, las ceremonias; ha tratado de ocultarse. Existen raras excepciones de artistas científicos, como Leonardo da Vinci, que estudió la anatomía humana para perfeccionar su arte, logrando la confluencia de los dos caminos en uno solo.
Pocos como él han roto la desconfianza y el miedo entre un universo y el otro.
Una parte del arte es placer (emoción) y otra parte del arte es conocimiento. Sin la secuencia cerebral que produce conocimiento y placer, nunca podría surgir el arte y la belleza.
Está demostrado que cuando escuchamos u observamos algo que nos gusta, el cuerpo libera sus propios opiáceos, produciendo un efecto natural de euforia. Mejoran el humor, la inventiva, las relaciones interpersonales.
Creo que la artificial división entre arte y ciencia implica ignorar los conocimientos actuales sobre cómo funciona el cerebro, cómo construye la realidad y también el avance de tecnología, pues la resonancia magnética funcional (RMF) nos ha dado nuevas pistas sobre lo que pasa en el cerebro en los momentos de creación y apreciación artísticas.
Los neurocientíficos de vanguardia creen que no hay misterios en la relación entre arte y cerebro. La neurociencia pretende, sin alterar la esencia del arte, su belleza, su emoción, su inteligencia, parcelarlo en unidades cada vez más pequeñas, para conocer cómo esa belleza, esa emoción y esa inteligencia se construyen en el cerebro humano: en los circuitos, las células y las moléculas de la corteza cerebral.
¿Cómo sucede esto? Es la búsqueda de este ensayo.
Investigaciones
Las investigaciones que correlacionan la actividad neural (corteza cerebral) con la belleza, utilizando RMF, encontraron que la corteza prefrontal es crucial para el control de lo que ocurre en la memoria de trabajo. Y que la corteza prefrontal dorsolateral estaba activa sólo cuando el individuo tomaba la decisión de que una obra era bella. También descubrieron que cuando una obra (pintura, música, escultura) es considerada bella, hay más actividad en el hemisferio izquierdo. Lo que nos conduce a la conclusión ya señalada: un cambio en la corteza prefrontal permitió la explosión artística en el Homo Sapiens.
Asimismo, los científicos encontraron que la corteza cingulada se activa en la toma de decisiones sobre si algo es bello, neutro o feo. Es decir, hay una activación que no discrimina.
Asimismo, se ha observado que los objetos simétricos frente a los que no lo son aumentan la actividad casi exclusivamente en las áreas visuales V3A, V4, V7. La falta de activación en otras áreas corticales sugiere que la respuesta frente a la simetría es debida en gran parte a códigos de procesamiento intrínseco del mismo sistema visual; elaborado en el proceso evolutivo humano.
Estos hallazgos corroboran aspectos clínicos bien conocidos, como los síndromes prefrontales, por los que los pacientes se muestran anormalmente apáticos, desinhibidos e incapaces de cumplir funciones ejecutivas.
Las funciones ejecutivas son las capacidades que permiten solucionar problemas nuevos, y además, predecir las consecuencias a las que se puede llegar con cada una de las soluciones planteadas.
Se ha demostrado un estrecho vínculo entre el córtex prefrontal dorsolateral y las funciones ejecutivas.
Otro aspecto más subjetivo, referencial y muy interesante es el descrito en las demencias frontotemporales (en su vertiente conductual). Curiosamente, en los inicios de esta enfermedad surgen habilidades artísticas que el paciente no tenía, tanto en artes plásticas como musicales.
“Neuroarte”
La nueva disciplina llamada “neuroarte” busca el conocimiento del arte desde sus orígenes. Es decir, el conocimiento de los mecanismos cerebrales que elaboran las percepciones estéticas: emoción, placer y belleza de cualquier tipo o tendencia.
Muchos estudiosos sostienen que el origen del arte se remonta a unos 40.000 años y que fue un acontecimiento evolutivo fundamental en el desarrollo creativo del Homo Sapiens. Estos cambios tuvieron relación directa con alteraciones que ocurrieron en nuestro cerebro.
La evolución por selección natural de la creación artística ha sido ventajosa para la cohesión grupal y ha facilitado conductas socialmente importantes como las ceremonias espirituales (religiosas).
También es fundamental para la supervivencia, puesto que el arte es indicador de eficacia biológica, lo que contribuye al proceso de selección sexual. Es decir, el arte está asociado en ambos sexos a una mayor salud genética, física y mental.
Leyes de la expresión artística
La expresión artística activa ciertas áreas del cerebro que reconocen y a la vez trazan una serie de leyes estéticas relacionadas con el agrupamiento, la simetría, la proporción, en relación directa con la arquitectura y las matemáticas.
1. El agrupamiento mental permite reunir las cosas del mundo externo (todo) en un solo conjunto (movimiento, forma, profundidad). Es la capacidad de síntesis que integra los elementos de la naturaleza en un paisaje diverso pero que al mismo tiempo tiene identidad. Por ejemplo, el conjunto formado por el mentón, los labios, la nariz y un determinado juego de luces y sombras produce la enigmática sonrisa de la Gioconda.
2. La mente tiende a la simetría. Todas las civilizaciones, desde las más remotas, han mostrado su adhesión y admiración por la simetría. La simetría se ha mantenido constante en todos los campos de la creación artística y hasta en la concepción del mismo humano. El Hombre de Vitruvio, de Leonardo da Vinci, muestra cómo la naturaleza distribuye las medidas del cuerpo humano: si separamos las piernas lo suficiente como para que su altura disminuya 1/14, el espacio entre las piernas forma un triángulo equilátero. El genial italiano creía que el humano era el modelo y el centro del universo; de ahí la importancia de conocer con exactitud sus proporciones.
Si un hombre se pone en decúbito dorsal, con las manos y pies extendidos, y se coloca la punta de un compás sobre el ombligo, los dedos de las manos y los pies tocarán la circunferencia del círculo trazado.
Por otra parte, no solo un círculo, sino un cuadrado encierra el cuerpo humano; si medimos la distancia desde las plantas de los pies hasta la cabeza y luego aplicamos esta medida a los brazos extendidos, encontraremos que la anchura será igual a la longitud.
Se ha demostrado la preferencia por la simetría en todas las culturas. Acabamos de ver que tiene sus raíces en la biología y también está involucrada en la selección sexual, puesto que refleja una mayor salud genética, física y mental.
3. La divina proporción o número áureo es uno de los misterios para el que se busca una respuesta la neurociencia. La divina proporción es una de las cualidades ocultas del triángulo rectángulo, corresponde a la división de una línea en dos partes desiguales, donde la menor está en proporción con la mayor, como esta última con respecto a la figura total.
La sección áurea está presente en infinidad de obras de arte. Pongamos sólo como ejemplo las sonatas de Mozart, la quinta sinfonía de Beethoven. En la Leda Atómica, Dalí compuso el lienzo siguiendo la “divina proporción”. Así, Leda y el cisne ocupan el centro de un pentágono, dentro del cual se inserta una estrella de cinco puntas. La punta inferior izquierda corresponde a la pierna derecha de Leda, mientras que la línea horizontal de las puntas laterales corresponde a la línea del horizonte donde se juntan el mar y el cielo; la punta vertical corresponde a la cabeza de Leda. Dalí consideraba que las matemáticas eran necesarias para calcular una obra de arte.
De igual manera, La Última Cena, de Leonardo da Vinci (así como la de Dalí) siguen la “divina proporción”. Dalí enmarca la escena en un rectángulo, mientras que la composición general está dominada por la ventana trasera, que representa un dodecaedro, formado a su vez por 12 pentágonos que guardan relación con la proporción 3,14 (pi), y con igual número de apóstoles.
En definitiva, la sección áurea es misteriosa porque expresa la belleza y la simetría de las cosas en el mundo, que se conecta con la compleja red de circuitos de nuestro cerebro.
4. El esfuerzo del hombre por relacionarse con Dios o con lo misterioso lo ha llevado a manipular la arquitectura, espacio en el que operan conjuntamente el arte y la matemática. En consecuencia, representaría la expresión más sublime del arte.
¿Cómo trabaja el cerebro humano en el diseño de edificaciones cada vez más acordes con la naturaleza humana y su bienestar? ¿Cómo ha funcionado el cerebro humano para construir la catedral de la Sagrada Familia en Barcelona? Ha tenido que hacer muchos números y cálculos, sin duda. El hombre casi alcanza a Dios con el impulso de un kilo y medio de cerebro.
Platón decía que la armonía y el orden cósmico se reflejaban en ciertos números y que las relaciones entre estos números contenían “la inaudible música celestial y hasta la estructura del alma humana”.
A manera de conclusión
Lo importante es que el cerebro ha puesto y pone todo, “el óvulo y el espermatozoide”: es decir, la vida en la creación del arte.
Al final, el arte y la ciencia se fundirán en la indivisibilidad del ser humano como organismo biológico en el que no existen dicotomías, entre cuerpo, cerebro, mente, conciencia. Mientras Homo Sapiens sea la especie más poderosa del mundo, con su (neuro)cultura como escudo.
Largo es el recorrido de la selección natural (Darwin). Sin embargo, en el futuro, podría ser desplazada por el diseño inteligente. Diseño inteligente que ha iniciado su marcha: mediante la ingeniería biológica. Mediante la ingeniería de cíborgs (los cíborgs son seres que combinan partes orgánicas con partes no orgánicas) o mediante la ingeniería de vida inorgánica.
Fuente: Página Siete | Ideas
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